jueves, 17 de diciembre de 2015

Concierto: Danza Sinfónica Opus 45 de Sergei Rachmaninoff

Amigas y amigos: Les invitamos a ver y escuchar Danza Sinfónica Opus 45 de Sergei Rachmaninof, interpreta la Orquesta Filarmónica de la Radio de Amsterdam, dirigida por Edward Gardner, que lo disfruten.

lunes, 9 de febrero de 2015

Concierto: Cuatro Madrigales amatorios para soprano y orquesta de Joaquín Rodrígo.

Amigas y amigos: Ofrecemos a ustedes Cuatro Madrigales amatorios para soprano y orquesta de Joaquín Rodrigo; interpretan la soprano Julieta Rosso y la pianista Mariela Herou, que lo disfruten. 


domingo, 1 de febrero de 2015

Hora de Zarzuela: Los Gavilanes de José Guerrero



Amigas y amigos: Una de las piezas de zarzuelas más célebres que trascienden en el tiempo es Los Gavilanes, escrita por José Ramos Martín y compuesta musicalmente por José Guerrero. Su estreno fue el 7 de Diciembre de 1923 en el Teatro de La Zarzuela de Madrid.

Ahora comenzamos con el argumento.

Argumento.

El argumento se basa en la vuelta de Juan, un “indiano” a su pueblo de donde marchó joven y pobre sin poder casarse con Adriana; esta, ya viuda, espera que se renueve el amor, pero Juan se fija en su hija Rosaura con la oposición de la pretendida y de su novio Gustavo; a la postre hay final feliz, aunque Juan y Medio hubiera casado a Adriana y Juan. Por tanto mi opinión del libreto es paupérrima y como siempre viene en su defensa una partitura pegadiza, brillante en ocasiones y sensible o apasionada otras, con frecuente intervención de los coros tanto en números propios, así la introducción “Pescador de tu playa te alejas” como en apoyo de los solistas, por ejemplo la introducción al famoso tango milonga “El dinero que atesoro” o la marcha “Amigos siempre amigos”, en cuanto a los solistas destaca “Mi aldea”, el citado “El dinero que atesoro” y el “No importa que al amor mío” todos ellos por el barítono, la delicada romanza de Gustavo “Flor roja” tan querida de los tenores, los dúos de Adriana y Juan “Al impulso de noble ansiedad”, de Adriana y Rosaura “No merece ser feliz” y de Rosaura y Gustavo “Bien sé que nada valgo para ti”, el vibrante concertante “Guarda indiano tu riqueza” estelar para barítono y tenor, o la frase musical identificativa de Gustavo “soy mozo y enamorado” .

Zarzuela en tres actos con los siguientes números musicales:
 
Acto I: 1. Preludio, coro general “Pescador, de tu playa te alejas” y salida de Juan “Mi aldea”. 2. Tenor y coro “Palomita palomita”. 3. Fox - trot de las lloronas “No hay por qué gemir”. 4. Tango milonga “El dinero que atesoro”. 5. Final del acto I “Soy mozo y enamorado” y dúo de Adriana y Juan “Otra vez vuelvo a mirarte”.

Acto II: 6. Escena “Tocad tamborileros” y marcha “Amigos siempre amigos”. 7. Escena de la flor “Flor roja”. 8. Romanza de Juan “No importa que al amor mío”. 9. Final del acto II “Ya los tamborileros tocando están.

Acto III: 10. Escena y coro “Vivan los novios que enamorados”. 11. Dúo de Adriana y Rosaura “No merece ser feliz”. 12. Final del acto III “Flor roja como la sangre”.

La Zarzuela Los Gavilanes de José Guerrero con el siguiente reparto:

-          Juan: Ismael Pons.
-          Adriana: Milagros Martín.
-          Gustavo: Enrique Ferrer.
-          Rosaura: Helena Gallardo.
-          Clariván: Rafael Castejón.
-          Triquet: José Luis Gago.
-          Camilo: Carmelo Peña.
-          Renata: Pepa Rosado.
-          Leontina: Ester Gastaldi.
-          Aldeanas: África Rodríguez, Begoña Álvarez.
-          Emma: Chita Ruíz.
-          Nita: Lucía Martín.
-          Pescadores: José Mª Santos y Jeroboam Tejera.

El Coro y ballet de Miramón Mendi y la Orquesta Sinfónica de Guadalajara bajo la dirección del maestro Tulio Gagliardo. El video que verán y escucharán fue grabado en el Teatro Buero Vallejo de Guadalajara, España el año 2003, que lo disfruten. 



lunes, 12 de enero de 2015

Concierto: Gaudeamus Igitur

Amigas y amigos: Comenzamos en este blog musical selecto con el tema Gaudeamus Igitur, pero antes una reseña histórica de este selecto tema musical.

El tema Gaudeamus Igitur, que en castellano es Alegrémonos pues es una canción estudiantil de autor anónimo. En realidad se titulaba De brevitate vitae ("Sobre la brevedad de la vida") y se cantó inicialmente en universidades alemanas a mediados del siglo XVIII. Aunque su letra es poco académica, la mayoría de las universidades europeas la suelen tomar como himno propio, entonándola en las grandes solemnidades académicas.

Nadie conoce el origen exacto ni el nombre del compositor. Se cree que la música es de Johann Cristian Grüntaus (1717) y fue reescrita en 1781 por Christian Wilhelm Kindleben, teólogo evangelista.

La letra pudiera ser del siglo XIII, en base a un manuscrito en latin de 1267 encontrado en la Biblioteca Nacional de París. Las palabras de algunos versos son casi idénticas, aunque la expresión "gaudeaumus igitur" no aparece. Hay música en el manuscrito pero no tiene parecido con la melodía que conocemos.

Una traducción alemana de todos los versos se hizo hacia 1717 por Johann Christian Günther y comienza por "Brüder, laßt uns lustig sein". Este texto alemán, sin música, fue impreso en "Sammlung von Johann Christian Günthers" (Francfort et Leipzig, 1730).

Aparte el manuscrito latino, la versión más antigua conocida se encuentra en un cancionero estudiantil manuscrito, fechado entre 1723 y 1750, que se encuentra actualmente en la Westdeutsche Bibliothek de Marburg. Difiere considerablemente de la versión actual.

La primera aparición conocida de la versión moderna del texto latino está en la "Studentenlieder" de Christian Wilhelm Kindleben, editado por Halle en 1781. En la página 56 Kindleben afirma que ha hecho importantes cambios al texto latino. No se ha conservado ninguna copia de ese trabajo pero sí de una reimpresión en facsímil de 1894 que se encuentra en la Universidad de Harvard.

En 1782 la melodía era tan conocida que, en la "Akademisches Liederbuch" de August Niemann (Dessau y Leipzig), en la Universidad de Yale, se indica como deben ser cantadas tres poesías con esta melodía. El primer documento impreso conocido de la melodia actual está en el "Lieder für Freude der Geselligen Freunde" editado en Leipzig en 1788, en la página 24.

Incluso uno de los compositores más importantes del siglo XIX, el alemán Johannes Brahms (1833 - 1897), la incluye en su "Akademische Fest-Ouverture" para orquesta, publicada en 1881. Brahms usa el Gaudeamus asi como otras canciones estudiantiles en esta obertura del Festival Académico (opus 80), compuesto en 1880 para agradecer el nombramiento de doctor honoris causa por la universidad de Breslau. Se encuentra entre sus obras maestras aunque parece que el tono desenfadado de la composición no fue completamente del gusto del claustro de la universidad que, no obstante, aceptó la dedicatoria.

Ahora escucharemos el tema coral Gaudeamus Igitur, con el coro de la Universidad de Pisa, este video fue grabado el 18 Mayo de 2012 en el Palacio de la Sapienza, Italia; que lo disfruten.



lunes, 5 de enero de 2015

Un momento para la ópera: Un Baile de Máscaras de Giuseppe Verdi

Amigas y amigos: En esta ocasión les ofrecemos a ustedes la ópera Un Baile de Máscaras de Giuseppe Verdi, pieza lírica que tuvo en sus comienzos varios problemas al momento de ser estrenada, y sobretodo con la censura instalada en ese momento, debido a que toda Europa estaba inmersa en revoluciones y en el Reino de Nápoles, para el que se había previsto el estreno, estaba prohibido representar en escena la muerte de un soberano. En efecto, aunque la obra se inspira en el hecho real de la muerte del rey Gustavo III de Suecia, la acción hubo de ser trasladada a las colonias inglesas de Norteamérica (específicamente en Boston) y el rey convertido en el Gobernador Inglés de la Colonia.

El libreto en tres actos es obra de Antonio Somma, basado en la ópera Gustave III (1833) con música de F. Daniel Esprit Aubert y letra de Alfred Eugène Scribe. Antes que Verdi, la historia de Gustavo III ya había atraído a otros compositores: Vincenzo Gabussi con su Clemenza di Valois (Venecia, 1841) o Mercadante con Il Reggente (Turín, 1843).

Aunque Un Baile de Máscaras no representa un avance en la producción verdiana, es una de las óperas mejor estructuradas y equilibradas del compositor roncolés, donde la acción se mantiene fluida y continua durante toda la obra, sin que exista ningún pasaje excesivamente largo.

Ahora veamos el argumento.

Acto I. Escena Segunda: Cueva de Ulrica 
 
El compositor inicia este cuadro colocándonos en posición de observar a una bruja: una música entre misteriosa y tenebrosa nos permite vislumbrar el ambiente, por no hablar de que bien se acertó al colocar a una mezzosoprano más cercana a contraalto para este papel tan corto como fundamental: ella dirige todos los acontecimientos posteriores como así la defendió Óscar en su aria del primer acto. Tras invocar a los poderes del abismo ("Re dell'abisso, affrettati"...Rey del abismo, acude) responde a un marino al servicio del conde que solicita saber su futuro; Riccardo, que estaba oculto entre la gente observando a la sibila, responde a los vaticinios de ésta concediendo al marinero lo que ésta profetizaba.

Un siervo de Amelia pone en tensión al conde; la presencia de su amada le turba: quiere olvidar el amor que tanto daño le acerca y busca una cura. Ulrica, que previamente había dispersado la sala, le indica como lograr las hierbas que le liberaran del dolor en un lugar "funéreo"(Acto II) . Cuando todos irrumpen en la sala tras marcharse Amelia es la ocasión de hacerse presente el conde con su disfraz y porte de pescador. De dicha presencia destaca esa barcarola("Dì tu se fedele"....Díme tu si es fiel....) preciosa y que dejará buen sabor de boca en quien inicia este mundo de la ópera.

La hechicera lee la mano del conde (recordemos que ella desconoce que es Riccardo) y se estremece al ver las líneas de la mano: "pronto morirá...a manos de un amigo"; el conde se mofa de dicho vaticinio ("È scherzo od è follia"...¿Es una broma o una locura...?) mientras Óscar se muestra afligido ante tal destino a pesar de los esfuerzos del conde por no hacer creíble dicha amenaza. Riccardo le pide saber quién será el asesino, a lo que ella responde: "el primero que te estreche la mano"; todos no quieren darle la mano...salvo Renato que no estaba presente y que aparecía en ese momento preciso. El conde se tranquiliza pues es una mano fiel y le entrega a la sibila una bolsa de monedas pero ésta insiste en su vaticinio: había quizás más de un traidor en ese lugar. El final coral es emotivo en su cuerpo principal: el afecto del pueblo hacia el conde y que nada le hace temer a éste ("O figlio d' Inghilterra") mientras otros se muestran preocupados (Renato), molestos con la multitud que impide golpear (conspiradores); entre los personajes, la hechicera deja última constancia con ese terrible comentario en que se resume este cuadro: "se ríe de mi presagio pero tiene un pie en la fosa". 

Acto II. Campo solitario a las afueras de Bostón.

Un preludio intenso en el que se nos hace ver la llegada de Amelia al lugar indicado por Ulrica es el inicio de este acto, en el que también se percibe las notas del encuentro anterior con la sibila. El aria de Amelia ("Ma dall'arido stelo divulsa"... Cuando he cogido la hierba) recuerda a otras arias de soprano verdianas por la profundidad de sentimientos que encierra en una relación que desea finalizar. Riccardo aparece para dar lugar el gran dúo de esta ópera ("Non sai tu che se l'anima"...Tu no sabes que si el alma). Amelia desea que la relación se rompa mientras que el conde insiste en amar y ser amado. Al final, ella acaba rendida ante el ímpetu amoroso del soberano ("Oh, qual soave brivido/Oh sul funereo letto") en un dúo que llena de insólita alegría el ambiente funéreo en el que está ambientado este acto. Ella observa que llega alguien que les puede sorprender; en efecto, Renato aparece para salvar al conde de cierto grupo de conspiradores que intentaba caer sobre él , instándole a huir. Amelia, que iba tapada con un velo para no ser reconocida por su marido, apoya a Renato en el intento de convencer al conde de la necesidad de escapar ("Odi tu come fremono cupi"... "oye como tiemblan...") en un trío en el que ambos van tratando de convencerlo de marchar mientras el soberano acepta la marcha "culpable de amor". Una vez juntos, Renato trata de guiar a la mujer que estaba con el conde cuando, en ese punto, llegan los conspiradores liderados por Sam y Tom. A unas palabras provocadoras, Renato empuña su espada pero Amelia no lo acepta y desvela su identidad ante la sorpresa de su marido y la incredulidad de los demás asistentes ( "E che baccano sul caso strano"...Y que jolgorio el caso extraño). Aquí observamos el paso que dará Renato de fiel y leal servidor de Riccardo a solicitar la presencia de los conspiradores en su casa percibiéndose un enojo creciente. Cuando todos han marchado y vuelven a quedarse solos, el tono de Renato hacia Amelia ya es una evidencia de lo que ocurrirá mientras, a lo lejos, sigue comentándose el jolgorio que habrá en la ciudad por el caso extraño.

Acto III. Escena Primera: Casa de Renato. 

La orquesta da clara evidencia de que las tornas han cambiado. Renato llega junto a Amelia a la casa que ambos comparten, todo lleno de ira y enfado hacia su mujer y el conde ("Sangue vuolsi e tu morrai") mientras que ella intenta convencerle de que no hubo ninguna deshonra; el no acepta ninguna disculpa pero acaba aceptando una "última voluntad" de ella: abrazar a su único hijo ("Morrò, ma prima in grazia"...Moriré, pero una gracia antes). El aria es cautivadora, no por el tema sino por el modo de afrontar una petición: primero con una calma asombrosa en quien morirá; después más desgarradora (Morrò - ma queste viscere...). 

La petición también ha frenado en Renato el ímpetu de sangre hacia su mujer: todo el golpe se lo ha de llevar el conde ("Il sangue tuo...Eri tu"). Al igual que la soprano, el barítono cuenta aquí con otra opción de lucirse antes de que llegue el final de la ópera: El "Eri tu" es un aria de diferentes matices argumentales: ira hacia el conde, recuerdos de un pasado feliz con su mujer-una parte más melódica-, y, por último, el regreso a ese odio letal hacia quien sirvió lealmente hasta un día antes. Sam y Tom acuden ante el secretario como éste les pidió la noche antes; Renato les revela que desea compartir con ellos el objetivo de matar al conde pero pidiendo, a su vez, que sea él quien lo mate. Ambos han quedado sorprendidos por el cambio de aquél a quien consideraban fiel y dudan de si es cierto ese cambio; Renato les convence con la mejor garantía: su hijo. Ya está decidido que el fin de Riccardo será la muerte ("Dunque l'onta di tutti sol una" ). 

Aceptan de buen gusto que Renato se una al grupo de conspiradores pero no así que sea él quien asesine al soberano; el secretario les ofrece la opción de que sea la suerte quien decida el asesino; Amelia, que irrumpe en la sala para indicar que ha llegado Óscar con un mensaje del conde, es la mano inocente que decide el nombre del magnicida: como si el azar quisiera imponerse, el nombre de Renato aparece en la hoja elegida. Entra el paje con el fin de anunciarles para esa misma noche un baile de mascaras (Ah! Di que fulgor,che musiche!). En este quinteto inolvidable asistimos a una música alegre (el paje ignora cuánto ocurre en la casa) pero, también, ciertos toques angustiosos (Amelia, consciente de que es su marido quien tratará de asesinar al conde) y tenebrosos (los tres conspiradores que ven en las máscaras una oportunidad a tener en cuenta para el crimen). Al final, se nos revela como vestirán los tres para reconocerse entre tantos disfraces mientras Amelia trata de pensar como avisar al conde.

Acto III. Escena Segunda: Despacho del conde en el Palacio.

Está el conde, unos intantes antes de la fiesta, cavilando que lo mejor es separarse de Amelia; desconocedor de lo ocurrido después de su huida y suponiendo que el secretario había cumplido su promes, considera que ya ha hecho demasiado daño a ella y a su marido. El aria "Ma se m'è forza perderti" ya es un canto de despedida una vez que ha firmado el decreto que hará que Amelia marche junto a Renato; con un tono meláncólico siente en su interior que el volverla a ver será como si fuese la último hora de amor. Unos acordes recuerdan que en otra sala del palacio está a punto de iniciarse el baile; el paje entra en la sala y le entrega una nota donde se le avisa al conde el intento de asesinato pero él no hace caso y se dispone a disfrutar. 

Acto III. Escena Tercera: Sala principal del palacio donde se celebra el baile.


Con una música animada da inicio al baile ("Fervono amori e danze"). En un aparte se percibe a Sam, Tom y Renato vestidos de forma igual. Óscar, que está disfrutanto de la fiesta, trata de jugar con Renato pero él actúa de forma fría. Con la excusa de querer hablar de asuntos de estado, Renato le insiste al paje de que revele el disfraz del conde, información que logra a duras penas puesto que Óscar, en un principio, no tiene intención de decirlo ("Saper vorreste"). 

En otro aparte, Amelia, disfrazada, ve al conde que ha hecho caso omiso del anónimo y se le acerca recriminando el peligro que acepta; ambos entablan una conversación en el que ella insiste en que se vaya del baile mientras él niega toda petición de salvación, revelándole posteriormente los planes que tiene para ella y Renato. Los tres conspiradores se acercan a la pareja y, en el momento en que se despiden, Renato apuñala a Riccardo ante el estupor de los invitados. Detienen al secretario, le quitan la máscara y todo el mundo grita el nombre del magnicida: el vaticinio de Ulrica se había cumplido de principio al final. Riccardo, que aún no ha muerto, pide que lo suelten para que Renato pudiera coger el decreto que tenía el conde en la manga-en él se indicaba que hubiera sido ascendido a nuevo cargo y destinado a Inglaterra con su mujer-; asimismo, le decía que el amor que se profesaban era puro, sin intención de hacerle daño al honor de Renato; arrepentido, el secretario lamenta el error al que le ha llevado la "sed de venganza" mientras el resto de asistentes al magnicidio muestra su desolación ("Cor sì grande e generoso") ante la despedida de un herido de muerte en sus últimas palabras ("Addio, miei figli").

La ópera Un Baile de Máscaras de Giuseppe Verdi la verán y escucharán bajo el siguiente reparto:

- Riccardo : Placido Domingo
- Amelia : Katia Ricciarelli
- Oscar : Reri Grist
- Renato : Piero Cappuccilli
- Ulrica : Elizabeth Bainbridge
- Otros : Gwynne Howel y Paul Hudson

La Real Orquesta Sinfónica del Teatro de la Opera de Londrés bajo la batuta del maestro Claudio Abbado. Que lo disfruten.